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Entrevista a Juan Luis Salas García. Equipo Aire Limpio.

Entrevista a Juan Luis Salas García. Equipo Aire Limpio.

1. ¿Qué fue lo que te impulsó a salir a dar clase a los espacios que se han habilitado al aire libre en el entorno natural del centro?

El principal motivo es la prevención de la Covid-19. Si no fuera por eso, no me habría decidido a dar la clase en el exterior, puesto que conlleva una serie de incomodidades y pérdida de tiempo de clase, ya que tenemos que sacar y volver a guardar la pizarra y todas las mesas y sillas.

2. ¿Te ha supuesto el salir, más inconvenientes o ventajas?

Las ventajas superan a los inconvenientes, claro está. Solo la prevención del contagio de la Covid-19 y de otras enfermedades respiratorias ya compensa los inconvenientes.

Como añadidura, pienso que aporta beneficios psicológicos tanto a los alumnos como a mí, además de que me permite distribuir espacialmente a los alumnos con más facilidad, al disponer de más espacio.

Entre los inconvenientes destacan el tiempo de clase que perdemos entre montar y desmontarlo todo, el menor tamaño de la pizarra portátil, así como la dificultad (en algunas zonas del patio) para encontrar alimentación eléctrica para el ordenador portátil con el que grabo las clases y me comunico con los alumnos que están en casa. Otro inconveniente es que, si quiero proyectar en la pizarra la pantalla del ordenador, tengo que haberlo previsto con anterioridad y pedir el proyector portátil, que además requeriría del empleo de un tiempo adicional para instalarlo y ajustarlo.

Algunos de estos problemas mejorarán cuando dispongamos del aula al aire libre que con tanto esmero está preparando el equipo Aire Limpio, aunque se mantendrán otros problemas que son inherentes al hecho de dar las clases en el exterior: estamos más expuestos al frío, al viento y a los ruidos externos.

3. ¿Piensas que aporta beneficios al alumnado?

Yo pienso que sí. Aparte del beneficio obvio de la seguridad sanitaria, creo que les viene bien psicológicamente dar al aire libre al menos una clase al día. Estoy convencido de que les ayuda a estar más relajados, a reducir el estrés y a hacerles más llevadera la mañana.

4. ¿Has observado cambios de actitud ante el aprendizaje, concentración y bienestar en el alumnado?

Sí. Estar en un espacio abierto me permite poner en primera fila a muchos más alumnos que cuando estamos dentro del aula, lo cual creo que favorece que determinados alumnos no se despisten y no se sientan desvinculados de las clases. Creo que así están más concentrados.

En cuanto al bienestar de los alumnos, ellos suelen preferir que les dé clase en el exterior, así que deduzco que de ese modo se sienten mejor. Aunque depende en gran medida de las “inclemencias del tiempo”.

5. ¿Qué te transmiten ellos, de dar clases fuera del aula en ese entorno más natural?

Al principio se lo tomaron con mucha ilusión, pese a que hubo algunos días fríos. Creo que les llamaba la atención dar clase en un entorno más novedoso. Ahora ya hay ocasiones en las que prefieren quedarse en el aula, pero todavía lo más frecuente es que quieran dar clase en el patio.

6. ¿Qué porcentaje de tus horas de clase son al exterior?

Depende de la climatología y de si tenemos que hacer exámenes o si necesito hacer uso del aula de ordenadores, así que varía bastante de una semana a otra, pero suele estar entre el 60% y el 90%.

7. ¿Se lo recomendarías a otros compañeros que aún no lo hayan probado?

Sí, por supuesto, aunque quizás haya asignaturas que se presten más que otras a este modo de dar clase. Ante esto, he de decir que en Matemáticas tener una pizarra tan pequeña supone un problema de cierta importancia, y aún así creo que merece la pena.